Nadie cambia porque quiera o por que le obliguen... Al menos eso creo yo...
Todo cambio viene dado por la evolución de uno mismo sin tener percepción clara de ello porque entonces el cambio se convierte en pose... Y las poses no duran mucho.
Sin imposiciones, sin obligaciones, sin presiones... De repente tomas consciencia de como avanzas a una mejor versión de ti mismo.
Dicen que he cambiado y ahora resulto un mejor yo del que era... Me enorgullece.
Yo no he querido ni pensado realizar ningún cambio en mi persona porque mi ego me cegaba esa necesidad de edulcorar o mitigar ese demonio interno que siempre escupía su bilis infecta sin que pudiera, o deseara, controlarlo...
Y de repente, de improviso, algo dentro, fuera, alrededor, intrínseco en mi ha cambiado ese halo oscuro característico en mi adornándolo con parsimonia de colores brillantes... O eso al menos me dicen.
Yo no lo veo, no siento, ese cambio pero mis caballeros notan como he vencido, bajando la guardia y sin presentar batalla, humanizándome, esas nubes que a menudo cubrían mi resplandor abrigándome con su negra capa hasta confirmarme en una noche perpetua de lucha continúa con mi rebelde y negra cabeza enferma de suficiencia y superioridad...
Yo ni se, ni me planteo el resultado de la ecuación, que me ha llevado a estar mudando mi piel de cota de malla por una armadura más liviana deshaciéndome del pesado metal que guardaba la vulnerabilidad de mi alma… Aunque creo localizar el epicentro de esa mutación en un intento de agradecer de algún modo el apoyo en las tenebrosas horas que he escrito en las hojas emborronadas de mi presente y el cariño y lealtad a pesar de los escollos interpuestos por mis demonios en el pasado con una indumentaria y un una llama interna de, aun sin tener energía para pintar sonrisas en los espejos, aportar al menos sin disfraces ni contraprestaciones mi cariño y mi buena actitud como forma de pago estéril a todos sus lamentos y sufrimientos sangrados. La verdad es que ni siquiera me importa descubrir si es cierto esa mutación que dicen notar pero me alegra sentir que mi presencia no enerva ni crispa la tranquilidad del ecosistema del que formó parte sin que yo haya sentido prostituir mis principios vitales.
Me alegra sentirme bien haciendo sentir bien. Me alegra haber sobrevivido a ese cambio sin caer vencido en el camino. Me alegra desprender mejor karma sin librar cruentas batallas que conviertan mi entorno en un yermo desierto de lazos rotos.
Al final todo en esta jodida maravillosa vida va fluyendo y los procesos de catarsis existencial que atravesamos en su peregrinar no suelen hacer variar ningún eje de rotación planetario y se convierten en sismos imperceptibles por el universo aunque nuestro alrededor lo sienta con la virulencia de la creación de una cordillera…
“Mimuymejoramiga” siempre me ha dicho una frase que repito en mi cabeza como un mantra sin sentido cuando las aguas negras de la inseguridad y el hastío intentan ahogarme: “Si estoy de buen humor alegro un entierro... Si estoy de mal humor amargo el universo entero…”
Espero que mi faro siga alumbrando alegrías...
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