Y de repente llegó el frío helando nuestras constantes vitales y pausando un poco la energía que recibíamos del calor del sol.
Llegó entrando en nuestro cuerpo atravesando los huesos sacando esa ilusión creada en nuestra mente de días de gafas oscuras y pantalones cortos eternos.
Ahora parece que si que viene para quedarse y el botón de encendido de la calefacción de nuestra cabeza construye días escasos de casa, manta y pijama.
A mí no me disgusta el frío ya que con el paso de los inviernos su acción se ha ido atenuando mientras mi cuerpo se endurecía ante su presencia...
Aunque podría vivir en un verano continuo.
Resignación...
Empieza la época en que las alegrías se atenúan un poco bajo el peso de las capas de ropa que calma la llamada de noviembre y el anuncio de diciembre nos recluye al calor del hogar propio como refugio de cuerpo y alma...
Me cuesta despedir mis calles llenas de vida constante bajo los brazos del astro rey y asumir la soledad y vacío con el que el gélido invierno recorre sus adoquines brillantes manchados de lluvia y noche.
Siento que este invierno viene algo mas duro, frio y solitario que anteriores años y superarlo costará mas esfuerzo y entereza que estaciones pasadas...
No se si me invento este párrafo o en mi cabeza algo cree recordar que en alguno de los libros que enriqueció mi niñez mi cerebro subrayó la imagen de la carretera de la vida como símil de nuestro trayecto en este plano de existencia con sus rectas largas y sencillas en las que todo es rutina y tranquilidad... incluso tedio. Curvas abiertas que tomar con confianza y sin nervios porque nada malo nos espera al acabarla y forman parte de las pequeñas decisiones del día a día común. Subidas escarpadas en la que todo nos cuesta mas y tenemos que emplear fuerza e ímpetu para superarlas y regresar a la recta añorada. Bajadas llenas de carcajadas y latidos acelerados en los que sientes que todo es sencillo y no cuesta continuar. Curvas cerradas que cambian tu paso y surgen de la nada para poner a prueba tu yo...
El viaje de la vida como aventura sin llegada cierta...
Es curioso como últimamente mis dedos teclean al comienzo de la pagina en blanco con otro latido distinto del que lo hacen al final de esta parrafada...
Otro retazo inconexo que añadir a mi colección de querer y no poder.
Puede que este invierno sea mas duro que anteriores y que forme parte del puerto que debas afrontar en esta etapa de la ruta de tu vida así que como los buenos rodadores hay que agachar la cabeza, apretar los dientes y subir a ritmo porque a fin de cuentas en tu carácter nunca ha estado rendirte...
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