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Cuatro gilipollas y un apuñalamiento

Curioso título si pero...

Como resumir en una frase el compendio de disparates y la sarta de tonterías que se dijeron esa noche dando como resultado de esa suma un cajón de risas necesarias…

Imagina un pueblo, Villadangos del Paramo, cualquiera de los que adornan la provincia de León y una cochera familiar de una casa comun donde se reúnen un grupo de personas con la excusa de celebrar el cumpleaños de, mi “Bro”, el anfitrión y dueño de la casa..

Todo empezó de manera normal ya sabes, comida, bebida, amigos y conversaciones intrascendentes… Aunque para mi en esta ocasión no era una situación normal y sentía un tacto extraño en mi ser. Mi cuerpo se encontraba narcotizado por los medicamentos que mi muela necesitaba para sedarse y no provocarme unas ganas terribles de arrancar mi dentadura con las manos así que mi ingesta de alcohol se limitaba a unos traguitos de un anaranjado tinto de verano y aun así eso no era lo que mas extrañaba en mis adentros. Esta extraña sensación de lucidez somnolienta acrecentada por mi aparente libertad ante tanta pareja en maridaje me mantenía un poco al margen de la situación arropado por el wifi de mi teléfono para entretenerme…

La noche iba transcurriendo con más o menos fortuna y las horas se iban quemando con la ceniza de mis cigarros mientras los actores iban retirándose con cuentagotas del escenario del evento a medida que avanzaba la noche hasta que solo cuatro sujetos quedamos sentados en la ventana de las reuniones de fumadores saboreando la brisa fresca de las noches veraniegas característica en nuestra recia región.

Que invento extraño y curioso este de la itinerancia de datos que circula alrededor nuestro sin darnos cuenta envolviéndonos con toda la información disponible en las ondas cibernéticas mientras nos mantiene conectados-informados-atados al móvil constantemente y nos alerta, de repente, que en un pueblo cercano la noche anterior se había producido un trágico suceso en la que un hombre había resultado herido por arma blanca a la altura del hombro sin, gracias a dios, más desgracia que lamentar… “Apuñalamiento en San Miguel” dijo mi “Bro” sobresaltado y la frase que complementaria a partir de ese momento y para siempre ese título alarmista con el que quedo bautizado el viernes de autos fue pronunciada por primera vez por el señor Picón : “¿Que eran fiestas?”…

Todo podría quedar así con los tres mirando al cielo besando los filtros de nuestros cigarros sin inmutar el transcurso de las horas pero quedaba el cuarto en discordia que mientras se acercaba a nosotros y siendo informado de la fatídica noticia, con terrible y honda seriedad, pronuncio el “¿Qué eran fiestas?” que abrió el baúl de estupideces sin sentido con la cara de sorpresa del señor Roberto que no entendía el porque de esa reacción…

Yo no entendía nada pero como me comentaron entre risas, humo y chorradas al parecer por no se que extraña razón o ley no escrita este tipo de hechos son propios de las fiestas de los pueblos, como bien corroboro otro día "mi primo", mas que de una noche normal...

Ya ves y yo totalmente ajeno a este precepto establecido jugándome los cuartos por el mundo adelante...

Ya sabéis como van estas cosas y como el ahogo de carcajadas, humo y alcohol iba acrecentando la euforia del cuarteto aumentando el nivel de animo para continuar una noche que parecía avocada a un vespertino fin que decidimos que no podía acabar ya.

Envalentonados y con poco sueño decidimos saciar nuestra sed en uno de los bares del pueblo aun a riesgo de tener que lidiar con la extraña dueña del local...

Es difícil narrar el peculiar escenario que nos encontramos al llegar en un bar que llenamos nosotros y como por la insistencia de Miguel terminaron jugando al futbolín como fallido plan para huir de la mencionada muchacha que, destrozando su idea, fue la primera que se apunto al evento y yo, un poco cabrón no lo niego, cediéndola mi sitio en la contienda.

Mientras los goles iban cayendo del lado visitante y finiquitado el primer asalto la conversación derivó en una extraña lucha contra la pared al intentar explicarle como y porque se acumulaban bolas de una partida a otra... Divertido y algo cansado ver los esfuerzos de mis tres amigos por hacerle entender una simple suma obvia de posibilidades y certezas...

Me resulta difícil intentar explicar en unas líneas ya que mi narrativa no es tan brillante para plasmar lo rápido que paso el tiempo y el buen rato que compartimos los cuatro pero aun hoy esbozo una sonrisa recordando momentos, gestos y frases de aquella noche de verano...

Tras dos copas rápidas enredadas con el juego decidimos que ya era hora de retirarse antes de que la cosa se complicara más y de camino a casa seguíamos dándole vueltas a si eran fiestas o no en San Miguel del Camino...

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