Pues si, así es.
En frío...
Así me encuentro hoy ante la pantalla en blanco y el teclado inerte.
Después de subir a casa castigado por la dosis de realidad que da el termómetro "septembrero" en León.
Aquí estoy.
Ya, ya sé que ya escribí sobre la sensación de fin absoluto que siempre ha producido en mi este dichoso noveno mes del año...
Ya lo sé.
Ya sé que se puede ser de todo en esta vida menos pesado, así que no volveré a ahondar de nuevo en el abismo que supone asomarme al treinta y uno de agosto que dibuja la hoja del calendario sabiendo qué se esconde tras esos trazos numerales.
¿Y que te digo?
Pues que, aunque el mes siga siendo la mierda más absoluta dentro de los doce que componen el año desde mi humilde punto de vista y con los bolsillos llenos de recuerdos grises y fríos.
Aunque los días nos lleven a una montaña rusa de grados a capricho de quien sabe quien.
Aunque las horas de luz vayan menguando ante nosotros llevándose consigo los días eternos y los pantalones cortos.
Aunque se acerquen fatídicamente finales que no esperabas aunque tampoco descartabas del todo.
Aunque haya ciertos ámbitos en mi vida que distan de estabilizarse alumbrando una pequeña sensación de vivir en una cuerda floja sin red.
Aunque las nubes del cielo surcan su inmensidad a una velocidad hilarante alternando postales naturales en color y sepia.
Aunque salir de casa suponga cargarte con combinaciones de prendas aleatoria para paliar el caprichoso tiempo que trastoca tu temperatura corporal.
Aunque todo lo que ya escribí hace un año lo mantengo y ratifico.
A pesar de todo eso...
Siento un septiembre distinto ante mis ojos.
Siento los pasitos atropellados corriendo por la casa de mis padres formando las notas musicales de la melodía del amor y la vida nueva.
Siento esa sonrisa idiota y feliz que tu pintas en mi cara sin apenas proponertelo, desde el fondo de nuestra común estupidez y esa tranquilidad que me transmites cada segundo que pasa de esto solo nuestro.
Siento ilusión por nuevos proyectos que abordar y antiguas costumbres que retomar, ideas y armarios que colocar.
Siento tranquilidad ante el desequilibrio mortal al que enfrentarme.
Siento calma ante el futuro siempre impreciso e inquietante que atisbo ante mi.
Siento apoyo y cariño de esos caballeros que velan mi vida con compañía y comida.
Siento, más bien comprendo, por fin, que da igual las noches en vela aplastado por preocupaciones que turben mi sueño, los demonios oscuros que despierten en mi cabeza con negras previsiones, todas mis elucubraciones vanas...
He comprendido que da igual vivir en una inquietud continua angustiado por situaciones que se escapan a mi control humano y, eso, me hace levitar y disfrutar de la mirada buena de mis ojos.
Eso es, afortunadamente, lo que me hace disfrutar, no, me he pasado, tolerar este septiembre distinto.
