Esta noche no ha acabado con la crueldad del sol golpeando mi cara demacrada por la combinación de sueño, cansancio, alcohol y tabaco que acostumbra a acompañar el reloj que marca el primer día del año...
Esta sensación extraña de despertar a tiempo de todo sin perder veinticuatro horas en los pliegues de la noche...
El primer uno de enero en mucho tiempo que no siento mi cuerpo como un saco viejo lleno de fatigas...
Esta noche que marca el punto medio de las Navidades a acrecentado mi extraña sensación de vivir unas fechas raras...
Todo está siendo distinto y todo de golpe y para alguien acostumbrado a la rutina y el inmovilismo hay cierto vértigo en la situación...
Comienza otro año y guiados por nuestro afán de control y orden nos esforzamos por marcar objetivos, animados por ver el uno del uno en nuestros calendarios, y marcamos metas como si necesitáramos la señal de las campanadas para redimirnos de nuestros fracasos anuales y ahogar su recuerdo entre uvas y champagne...
Buenos propósitos y anhelo de épocas mejores, como si nadie hubiera tenido un año pasado tranquilo, inconformismo grabado a fuego en el ser humano...
Treinta y uno de diciembre y uno de enero...
Día de balance y día de ilusiones...
Mirar hacia atrás este año en mi caso me produce un vértigo aterrador...
Un suspiro corto en la infinidad del tiempo este dos mil dieciocho aderezado sin embargo con toneladas de momentos, con muchas experiencias y vivencias nuevas, muchas lagrimas y algunas sonrisas, mucho amor y cariño inmortal...
Ha sido un año duro si, más de lo que debería en un principio...
Complicado dos mil dieciocho que despedí con pena y nostalgia...
Sentimientos encontrados de dolor y aprendizaje que no quiero olvidar...
Certezas eternas que se confirman...
Crecimiento... Y algo de soledad en compañía.
Recibo este dos mil diecinueve con mi reticencia habitual a los números impares y una carga de incertidumbre escondida entre sus dígitos...
Respeto sin miedo e ilusión sin euforia.
No tengo muy claro la dirección que tomará este nuevo año aunque deseo que no signifique un punto de inflexión en mi vida y solo sea un capitulo continuista dentro de la misma temporada en la que seguir desarrollando mi persona como si de un dos mil dieciocho mas uno se tratara...
No necesito un año de catarsis personal y si uno de reafirmación y calma...
Ya veremos como saldrá todo...
Al final poco puedes controlar en el devenir de la vida cuya ciencia esta en bailar sus aguas y el éxito en no ahogarte en ellas...
Dentro de trescientos sesenta y cinco días espero, tras releerte más viejo, no llorar demasiado y esbozar alguna sonrisa más en tus paginas para hacer balance de este dos mil dieciocho mas uno del que hoy empiezo a quemar su segunda jornada...
Extraño día cero que cundió igual que un dos de agosto...
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