6/XII/2000
No se, no se.
No lo entiendo.
No se si es que estoy peleado con el mundo que me rodea o es el mundo el que me rodea para torturarme.
No se si padezco de manía persecutoria o es que el resto del universo me ha cogido manía y me persigue.
No encuentro explicación a la zozobra que me invade por momentos.
No puedo entender porque mi vida se resume en una sucesión de despropósitos.
Estoy cansado.
Estoy desesperado.
Estoy harto de que cada vez que la vida me golpea yo ponga la otra mejilla y además termine dándome por el culo.
Estoy agobiado de tener que mantener todo el día la careta de la felicidad mientras el resto de mi ser lucha por sacar toda esa mierda que me jode dentro.
Estoy aburrido de ver como cada vez que tengo algo bueno se me escapa de las manos evidenciando mi total incompetencia para retenerlo.
Estoy asqueado de no poder centrar mi interés en “flores” que se me abren en mi camino mas que imperceptibles espacios de tiempo.
Estoy asustado del latente pasotismo que demuestra mi corazón a la hora de producir sentimientos.
Estoy abrumado con toda la información que mi cerebro intenta organizar sin un orden aparente.
Estoy estresado, asfixiado y completamente defraudado con bastantes de las ultimas paginas de mi historia.
No encuentro explicación lógica a mis “Lloros” en momentos en los que todo parece ir bien.
No puedo entender esta inevitable propensión que tengo para auto complacerme.
No logro enunciar una teoría convincente que me aclare la habilidad que tengo para la autodestrucción.
No supero la manifiesta dependencia del resto del universo.
No me deshago de las mordazas que me atan a la soledad.
No intento controlar los impulsos de la Ira que me empujan a llevarme por delante todo lo que encuentro a mi paso.
No alcanzo la solución para contener mi capacidad de transformar todo lo bueno que me rodea en caos y destrucción.
No puedo dejar de joder todo lo que tengo.
Ya no puedo seguir buscando respuestas para las mismas preguntas de siempre.
Me he cansado de preocuparme por idénticas cuestiones todos los días desde hace infinidad de tiempo.
Me aburre luchar para buscar esa solución que nunca llega.
Me estresa emprender un camino en el que nunca voy a encontrar un final.
Me jode malgastar mis energías en una empresa en la cual se que voy a fracasar.
Me intranquiliza la idea de no poder descansar el resto de mi vida.
Me agobia pensar que voy a tener que seguir enfrentándome con toda la humanidad el resto de mis días.
Se ha acabado.
Todo a mi alrededor ha estallado.
De las cenizas que me rodean emerge intacta mi imagen.
Solo mi cuerpo se mantiene erguido ante la desolación del resto de la Tierra.
Solo yo me mantengo en pie.
Solo yo importo.
Solo yo lucho por mi salvación.
Solo yo merezco el indulto.
No quiero a nadie a mi alrededor.
No quiero depender de nadie.
No quiero ningún tipo de compañía.
No quiero nada en lo que apoyarme.
No quiero rémoras que impidan mi vuelo.
Necesito libertad.
Necesito sentirme autosuficiente.
Necesito ocuparme de mis responsabilidades.
Necesito luchar yo solo.
Necesito solucionar mis problemas.
Necesito ordenar mis ideas.
Necesito tranquilidad.
Necesito descanso, paz.
Necesito independencia.
Necesito… Soledad.
Sueño utópico.
Nunca podré conseguirlo.
Nunca me desharé de todos mis lazos con el Universo.
Nunca lograre mi objetivo.
Nunca encontrare la paz anhelada.
Nunca hallare mi camino, mi “Do”.
Nunca estaré en armonía…
Triste.
“En los talleres de las mujeres te complaces,
En los antiguos cuadros y en herrumbrosas llaves,
En el pasar sereno del cometa,
En el cajón secreto de tu armario,
En la luz brillante de las olas,
En el oscuro abismo en que te meces…”
Sobre el oscuro abismo en que te meces, Arena en los bolsillos, 1998, Manolo Garcia.
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