Uno de los mayores misterios de la vida este que acaba con ella...
Atrayente y seductor para mi lo que oculta tras su nombre desde el momento en el que aprendí que al final ese es el final más cierto de nuestra existencia.
Haciendo uso de una célebre frase de Thomas Jefferson que yo hice mía escuchándola de Brad Pitt en la película “¿Conoces a Joe Black?” solo hay dos cosas inexorables en esta vida: La Muerte y Hacienda.
No es que me atraiga la idea de perderme en los brazos de la pálida dama aunque si que me intriga la idea que representa mucho mas que los procesos químicos que provocan un nacimiento.
Hoy es uno de esos días en los que por desgracia me tengo que enfrentar a la crudeza y frialdad de su presencia entre nosotros y como siempre es difícil, duro e injusto...
No se como explicar esta sensación de todo y nada a la vez de sentir, de repente, que una persona que siempre has tenido al lado desaparece sin mas en un cruel parpadeo sintiendo que ya nunca jamás en la vida podrás tan siquiera intercambiar un simple saludo al cruzar vuestros pasos porque ya no volverás a tropezarte con ella.
Es injusto que dentro de la incalculable combinación de casualidades con las que el universo nos va recompensando desde el mismo momento en el que la luz de la vida ilumina nuestros vírgenes ojos, dejando que el azar decida entre todas las posibilidades que conviven con nosotros, la única certeza que corre por nuestras venas desde el primer latido de nuestro corazón sea que llegará un fin irremediable a toda esta comedia sin que nuestros denodados esfuerzos puedan cambiar ese hecho.
Mi cabeza no logra concebir el porque a nuestro efímero paso por la tierra sin que la mayoría de nosotros deje ningún tipo de poso legendario para constatar nuestra presencia en ella por mucho acopio de logros que hagas en el camino.
No logro entender que función desempeñamos dentro de la maquinaria desconocida de la inmensidad del universo y me exaspera ese anonimato al que estamos abocados aplastados por montañas de tiempo y enterrados por arenas de olvido sin encontrar mi misión aquí y ahora.
No concibo que tras tanto desgaste intelectual derrochado en nuestra creación, tras tanto trabajo volcado en crear una compleja telaraña de mecanismos y funciones vitales ,de latentes valores intangibles pero igual de valiosos para ser ese ser individual y singular, tras todo ese esfuerzo plasmado en la creación del humano como ente autoproclamado superior de la creación, nuestro destino final sea tan vacío como al que estamos abocados...
Yo lo llamo desperdicio de recursos aunque otros lo interpretaran como desgaste y reemplazo por nuevas versiones mas modernas y actuales...
Es cierto que quedan nuestros recuerdos que hemos diseminado entre la gente que hemos ido conociendo y cierto también que, en el mejor de los casos, siempre anida en los seres queridos ese poso de amor profundo que intercambiamos...
A mi no me vale...
Me niego a pensar que tras la última puerta que cruzamos no haya mas que nada y que para el esfuerzo diario que supone levantarse cada mañana la recompensa sea el lúgubre olvido.
Asumo que dentro de el indescifrable numero de posibilidades la más cierta es el vacío eterno y necesito exprimir los segundos que descuenta ese cronometro fatídico de la vida pero...
No es justo...
Yo no quiero reconocimiento, loas o medallas para sentirme inmortal gracias a mi legado.
Yo quiero soñar que esa eternidad que se vislumbra oscura y fea sea en realidad la entrada luminosa a una vida mas elevada
colmada de paz y tranquilidad, risas y alegrías.
No creo en cielos, valhallas, yannas donde compartir mesa con nuestro creador pero la triste idea cierta de solo morir me parece un fin poco poético y un tanto patético a cualquier existencia terrenal y me aferro al sueño de que mi alma reciba un premio mas mágico que la extinción...
Me alegra fantasear despierto imaginando un universo paralelo en el plano metafísico en el que poder observar, proteger y contemplar la magnificencia global que no hemos sabido saborear atado a un cuerpo frágil limitado de posibilidades terrenales.
Imagino posibilidades infinitas con escenarios idílicos donde poder comprender el significado real de la simple existencia y su compleja evolución como un centro de sapiencia infinito donde hallar las respuesta a el sin fin de preguntas que tengo guardadas...
Teorizo, iluso de mi, inventando soluciones a misterios alejados de mi capacidad cognitiva...
Anhelo, con todas mis fuerzas, un desenlace mas atractivo que el cierto...
Divago, como siempre, ante la inmensidad que no puedo atar a palabras y los problemas sin soluciones que plantea mi mente...
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