1 de diciembre de 2018
Ya no hay buenas noches adornado de sentimientos con nuestras palabras indescifrables al morir el día y cada vez quedan menos buenos días al nacer la mañana...
Se acabo ese juego competitivo que mantenía alerta mis sentidos en una lucha cariñosa por demostrarnos quien amaba mas repitiendo ese mantra inventado que aun hoy repito para mis adentros al llegar ese fantástico momento del día en el que las agujas del reloj tras horas sin verse coinciden en el mismo punto del espacio y el tiempo y durante ese minuto mágico no hay nada mas en el universo que ellas...
Y cada vez quedan menos buenos días fieles y leales, aunque al menos de estos si queda uno muy especial navegando por las ondas invisibles del wiffi, que alegren el comienzo de mi jornada llenando mi corazón del cálido abrazo del cariño sincero sin peros ni contraprestaciones que ayuden a darle un empujón a la cama...
Y entre medias de los dos puntos álgidos del día en el que rozaba la inmortalidad con la yema de los dedos...
Erial desierto con oasis de rutina...
En ese punto de intrínseca búsqueda de un yo equilibrado me encuentro luchando por vencer el tedio de ver el limbo del momento que vivo añorando los pequeños detalles que daban esa chispa de luminosidad a la vida...
Sentimientos...
Y mirando en el corazón eso es lo que tengo...
